lunedì 10 marzo 2008

"Il pasto nell'ombra" o sea el coraje de escribir poesías

“IL PASTO NELL’OMBRA”, O SEA EL CORAJE DE ESCRIBIR POESÍAS

Víctor González*

Son indescriptibles las emociones, remembranzas y reflexiones que nacen al acompañar a la poetisa Vladimira Cavatore, en el viaje que nos narra con su reciente publicación, “Il pasto nell’ombra” (Alimento a oscuras). Hay que hacer una pausa tras cada grupo de versos, cerrar los ojos y tratar de aferrar con la imaginación las escenas maravillosas de los fantásticos países descritos por este infinito caudal de poesías que hace germinar todas estas emociones en un suave y frenético ejercicio de intelecto que pone a dura prueba la función representativa del lenguaje.

Concordemos desde ya que no se trata del viaje acostumbrado, organizado, con horarios y todo confort, sino de un viaje diferente, nacido de la enorme necesidad que tiene la poetisa de observar esas realidades que no tienen nada que ver con un hotel de lujo o cosas por el estilo. Este viaje ha sido ideado en búsqueda de la humanidad celada en las miradas dulces de los niños: en sus raquíticos cuerpecillos y en las sonrisas que ofrecen por doquier en un mundo contrastante donde la miseria y la pobreza, tal parece, generan la felicidad.

Es un viaje que abarca temas de geopolítica, filosofía, historia. La poesía narra vivencias, diversas fases, inmortalizando en versos el contraste de acontecimientos de esa otra parte del mundo; de ese mundo que preferimos ignorar en la comodidad y en lo calientito de nuestras cotidianeidades. Una miscelánea –de sabor más intrigante dado por la facilidad bilingüe de la autora- como elemento de reflexión que nos llega hasta lo más profundo y nos toca con la propuesta de imágenes olvidadas y que con prepotencia nos vuelven a la mente para recordarnos que existen también los demás, los que sufren, los que buscan en los basureros un poco de alimento, de supervivencia.

El título de esta composición -il pasto nell’ombra- trata de expresar, en un conjunto coordinado poéticamente, una reflexión sobre las injusticias de las sociedades que hemos construido: un mundo donde se ha globalizado la miseria y los mismos actores siguen enriqueciéndose “en demasía” a costas de esa gran mayoría de personas que a malas penas se ganan el pan para de la jornada. Grandes civilizaciones, herederas de grandes imperios que ya no existen, imponen su lógica de mercado. El resto del mundo, desde luego, la gran mayoría de la humanidad, soporta pero no en silencio: se rebelan, luchan pero su voz es ahogada por la potencia de los que se llaman patrones del mundo y, sobre todo, por nuestra indiferencia.

Recorriendo las páginas de este libro logramos visitar tantos lugares diferentes, identificarnos en tantas realidades (una vez más, contrastantes) y tenemos la posibilidad de reflexionar sobre las historias de esa parte del mundo donde parece que ya nada puede mejorar, pero la esperanza vive con renovadas fuerzas y está presente en todos. Nos motivará reflexiones sobre los grandes males de nuestra sociedad: la soledad de masa, el estrés, la depresión, la total indiferencia generada por la satisfacción de tantas necesidades inducidas, inútiles, el derroche y el individualismo... la superioridad del Ego.

Reflexionaremos también sobre mundos donde las tragedias naturales refuerzan los afectos, donde la sencillez de la vida cotidiana hace amar las pocas cosas que se tienen a disposición, donde aunque no haya sido posible derrotar el hambre se asiste al triunfo de la solidaridad, a la potenciación de la ayuda mutua, de la humanidad, de las sonrisas...

El mérito de la poetisa Cavatore está en haber sido capaz de pintar, con su inspiración, la enorme desigualdad que se observa en cada uno de estos países fantásticos y exóticos: la enorme contradicción entre la riqueza (de unos pocos) y la pobreza total (de muchos, muchos). Sin embargo, este mundo así como lo hemos concebido, lo descubrimos tras cada verso en las miles cualidades ya casi inexistentes en el viejo continente: un enorme jardín donde florecen niños que corren y gritan todo el día y con el rostro ruborizado por el calor regalan sonrisas por doquier. Madres-coraje que se dedican a jornadas pesadas de trabajo para derrotar la lucha cotidiana contra el hambre, contra las adversidades... y muertas de cansancio regresan a sus hogares y abrazan con felicidad a sus hijos regalándoles el tesoro más preciado de nuestros días: el tiempo.

La poetisa recoge, casi con extravagancia, todos estos matices y nos lo regala en una composición poética que ya está generando varios debates intelectuales y teniendo éxito.

La poesía en sí no debe ser analizada porque, desde mi punto de vista, no hay que explicarla. La poesía debe ser una interiorización individual en cada uno de nosotros. Debe ayudar a buscar nuestras emociones profundas, las que creemos haber olvidado para siempre. Y debe contribuir al nacer de reflexiones, de nuevas proposiciones... al menos para observar con atención el mundo en que vivimos y tratar de aferrar la belleza de la diversidad, de las culturas que nos rodean... dando lugar a nuevas formas de sentir y de amar legadas imperceptiblemente entre sí por un hilo conductor que debe ser la expresión de la nueva revolución humana.

Les invito, entonces, a leer, a saborear esta recolección de poesías, más aún porque en la hodierna sociedad donde todo gira en función del movimiento de las masas de capital hay que reconocer el mérito al esfuerzo emprendido por Vladimira Cavatore en la no fácil tarea de idealizar una globalización del arte poética. Justamente, en este mundo así como lo hemos forjado, escribir poesía es un gesto de coraje.

* Traductor e intérprete











"Il pasto nell'ombra", ovvero il coraggio di fare poesia

“IL PASTO NELL’OMBRA”, OVVERO IL CORAGGIO DI FARE POESIA

Víctor González*


Le emozioni, i ricordi e i pensieri che risveglia l’accompagnare Vladimira Cavatore, nel viaggio che ci narra con la sua recente pubblicazione, “Il pasto nell’ombra”, sono indescrivibili. Bisogna soffermarsi dopo ogni insieme di versi, chiudere gli occhi e cercare di cogliere col pensiero le fantastiche scene degli altrettanto fantastici paesi toccati dal sublime fiume di poesie che trascina, appunto, queste emozioni in un dolce e frenetico esercizio d’intelletto che mette a dura prova la funzione rappresentativa del linguaggio.

Bisogna subito affermare che non è il solito viaggio al quale potremmo essere abituati, tutto organizzato con orari e confort, bensì un viaggio diverso, nato dalla possente necessità della poetessa di osservare delle realtà che non hanno niente a che vedere con un albergo di lusso né niente che gli somiglia. Questo viaggio è improntato sulla ricerca dell’umanità nascosta negli sguardi teneri dei bambini: nei loro ossuti scheletri e nel loro sorriso che offrono a chiunque in un contrastante mondo dove miseria e povertà sembra proprio che generino felicità.

E’ un viaggio, sì, che tocca la geopolitica, la filosofia, la storia. La poesia narra le vicende, le diverse tappe immortalando in versi il contrasto di avvicendamenti dell’altra parte del mondo; di quel mondo che preferiamo ignorare nella comodità e al calduccio delle nostre quotidianità. Un connubio, reso ancora più interessante dalla facilità bilingue della poetessa, come spunto di riflessione che tocca il più profondo di ognuno di noi e ci scuote con la proposta d’immagini ormai dimenticate e che prepotentemente ritornano nella mente per richiamarci alla mente che ci sono anche gli altri, quelli che soffrono, quelli che sguazzano nella spazzatura alla ricerca di un po’ di alimento, di sopravvivenza.

Il titolo di questo componimento, il pasto nell’ombra, vuole raccogliere in un insieme coordinato poeticamente una riflessione sulle ingiustizie delle società che abbiamo costruito: un mondo dove si è globalizzata la miseria e gli stessi attori continuano ad arricchirsi “a dismisura” a scapito di quella stragrande maggioranza di persone che a stento riescono a portare a casa la pelle. Delle grandi civiltà, ereditiere di grandi imperi ormai andati, impongono la loro logica di mercato. Il resto del mondo, appunto, la stragrande maggioranza, subisce ma non in silenzio: si ribellano, tentano la lotta ma la loro voce viene fatta tacere dalla potenza di chi si erige a padrone del mondo e, soprattutto, dalla nostra indifferenza.

Passeggiando nelle pagine di questo libro vi troverete in tanti posti diversi, vi identificherete in tante realtà (ancora una volta, contrastanti) e avrete la possibilità di riflettere su le storie di quella parte del mondo dove sembra che niente ormai possa migliorare ma la speranza è talmente viva, talmente presente. Vi troverete a riflettere sui grandi mali di questa civiltà: la solitudine di massa, lo stress, la depressione, l’assuefazione prodotta da tanti bisogni indotti, inutili, lo spreco e l’individualismo… la preponderanza dell’Ego.

Ma vi troverete anche in mondi dove le tragedie naturali rafforzano gli affetti, dove la semplicità della vita quotidiana fa amare le poche cose che si hanno a disposizione, dove anche se non è stato possibile sconfiggere la fame si assiste al trionfo della solidarietà, al potenziamento dell’aiuto reciproco, dell’umanità, ai sorrisi.

Merito della poetessa Cavatore è l’essere stato in grado di cogliere con la sua inspirazione la forte disuguaglianza che si osserva in ognuno di questi paesi fantastici ed esotici: l’energico contrasto tra la ricchezza (di alcuni) e la totale povertà (di tanti, tanti). Ma questo mondo così concepito, verso a verso, lo scopriamo con mille qualità che ormai non esistono dalle nostre parti. Un enorme giardino dove sbocciano bimbi felici che scorrazzano tutto il giorno e coi capelli scomposti dalla corsa, dal gioco, offrono sorrisi a tutti. Madri coraggio che lavorano in mansioni pesantissime per sconfiggere la quotidiana lotta contro la fame, contro le avversità… e stanche morte tornano nelle loro case ed abbracciano con gioia i loro figli offrendo loro il tesoro più prezioso: il tempo.

La poetessa raccoglie, quasi con smania, tutte queste sfumature e ce le propone in un componimento poetico che sta già suscitando molti dibattiti e riscuotendo successo.

La scelta di non parlare delle poesie in sé è dovuta, è d’obbligo, proprio perché a mio avviso la poesia non va spiegata. La poesia deve essere un’interiorizzazione individuale di ognuno di noi. Deve andare a cercare nel profondo le nostre emozioni più forti, quelle che pensiamo di aver dimenticato per sempre. E deve contribuire a tirar fuori delle riflessioni, dei proponimenti… quanto meno aiutarci ad osservare con attenzione il mondo dove viviamo e tentare di cogliere la bellezza della diversità, delle culture che ci circondano… dando luogo a nuovi modi di sentire ed amare legati impercettibilmente gli uni agli altri da un filo comune che deve essere l’espressione della nuova rivoluzione umana.

Vi invito, quindi, a leggere, ad assaporare questa raccolta di poesie, proprio perché nella società di oggi dove tutto gira intorno allo spostamento di capitali, bisogna rendere atto allo sforzo tentato da Vladimira Cavatore nel non facile compito di idealizzare una globalizzazione dell’arte poetica. Eh, già, in questo mondo così come l’abbiamo impostato, fare poesia è un mestiere di coraggio.

* Mediatore linguistico / prefatore / critico d'arte