giovedì 6 marzo 2008

"Il pasto nell'ombra", es decir, la categoría de lo sublime entre la filosofía y la poesía

LA CATEGORÍA DE LO SUBLIME ENTRE LA FILOSOFÍA Y LA POESÍA


Enrico Graziani*

No es casual que el libro de Vladimira Cavatore (Il pasto nell’ombra, Ediciones Il Filo, 2008) forme la primera miscelánea de poesías, escritos y cuentos en los que el sentido de la elegancia/delicadeza y de lo sublime abre las puertas a una reflexión de dimensiones poco definibles en las cuales la poesía entra en un dialogo continuo con la literatura, la filosofía y la historia.

En el prefacio se lee que el libro es una “colección de poesías, y cuentos refinados y sublimes” (Pág. 5). Es decir, ¿por qué el uso de los calificativos refinado-sublime para introducir la obra en su conjunto? ¿A qué se alude con refinado? ¿Qué se entiende por sublime?

Tras una lectura preliminar se logra saborear una marcada elegancia de estilo, estructurada en un uso florido de las palabras que se congenian en una musicalidad evidente, perceptible, visiva, hecha de sonidos derivados del uso incontaminado de las dos lenguas maternas de la poetisa: español e italiano. En la conjugación de ambos idiomas no se nota cual idioma prevalece: ambos se intersecan y se amalgaman en un juego de palabras como se aprecia, por ejemplo, en el poema Cerros madre en el cual “el agua de los ríos despereza cantando al alba...” (Pág. 116).

En cuanto a lo sublime es evidente, en algunas estrofas, el sentido de excelsitud que transmiten las palabras. El uso y, por ende, el significado que la poetisa asigna al término sublime es el que deriva de la palabra griega ύψος (altura) que indica la calidad de la obra de arte, en particular literaria, capaz de enarbolar, de elevar el alma y cuyo origen remonta a la antigüedad clásica (El tratado de lo sublime, atribuido a Casio Longino, hoy pseudo Longino).

La condición de lo sublime, clasificada por la cultura romántica, ha definido también la poesía como la experiencia estética de las artes figurativas de algunos caracteres: las dimensiones infinitas, la oscuridad, el silencio profundo, lo hórrido, el sentimiento del miedo, las fuerzas naturales desencadenadas. Todas estas formas suscitan el sentimiento de lo sublime que, contrariamente a lo bello, no prorrumpe de una contemplación ensimismada y no se ve acompañado de una delectación desinteresada.

Desde Burke a Kant, Schiller se ha desarrollado y profundizado estos temas. Seguramente en algunos versos del libro de Vladimira Cavatore, como Cerros madre, Huracán, prevalece la noción kantiana de lo “sublime dinámico” que brota del espectáculo de las fuerzas arrolladoras de la naturaleza (Poemas, Pág. 120, 1, 2, 3).

Saboreando los versos y analizando el lenguaje utilizado por la poetisa es posible individuar una continuidad temática, estructurada sobre algunos matices de fondo: la gran historia, el cúmulo de valores, el sentido de la conservación–innovación-destrucción, el sentido de la hereditariedad (lo que se recibe en herencia de las generaciones precedentes), legado de la antigua estirpe. Todos estos elementos concurren en una narración de la parábola de la vida a través de la técnica (perfectamente arendtiana) de la narración y de la comprensión.

De esta forma, en el poema El viaje (Pág. 28) en el cual se aferra la trama de la historia a través del “regresar prepotente gesto de antepasados” y en el cual “desbaratar tu saber arcano, milenario”. Por un lado abre el verso “desbarato tu saber arcano, milenarioi” ubicándose en una posición subordinada con respecto a la tercera estrofa en la cual escribe que “regresa prepotente gesto de antepasados”.

La fórmula del cuento se aprecia en Polvere del Sahara (Pág. 34) donde germinan las raíces politológicas de la formula amigo/enemigo, vencedores/vencidos. De aquí surgen dos vertientes: una de carácter estrictamente literario, la otra de perfil filosófico-político. Me refiero, en particular, a un paso del Zibaldone de Leopardi (lettera 16, septiembre de 1821). El tema es el amor universal en el que “incluso los enemigos que consideramos ley natural (efectivamente la base de nuestra moral, y de la misma ley evangélica ya que se trata de deberes del hombre por el hombre, es decir, deberes de este mundo) que no era nota solamente a los antiguos sino también contrario a sus opiniones, como a las de todos los pueblos no incivilizados, o medio incivilizados. [...] El espíritu de la ley judía contenía no sólo el amor, sino también el odio hacia cualquiera que no fuera judío. El gentil, es decir el extranjero, era enemigo de esa nación que no tenía ni la obligación ni el consejo de captar a los extranjeros a su propia religión, de iluminarlos... la única obligación era rechazarlos; y de ser agredidos, atacarlos evidentemente no estableciendo con ellos ningún tipo de comercio. El precepto diliges proximum tuum sicut te ipsum significaba no tus semejantes, sino tus connacionales. Todos los deberes sociales de los Hebreos se circunscribían al interno de su propia nación” (G. Leopardi, La strage delle illusioni, Adelphi, Milano, 1992, pag. 147),

El comentario de Leopardi, desde luego, se articula partiendo del precepto de Lucas (10, 27-28) presente también en Mateo y analizado desde el punto de vista de Carl Schmitt. El versículo dice: “amad a vuestros enemigos” - recita “diligite inimicos vestros”, en griego “αγαπατε τους εχθρους υμων”, y ya no “diligite hostes vestros”: por supuesto que no se hace referencia al enemigo político.

En la lucha entre cristiandad e Islam, los cristianos jamás pensaron que se tenia que ceder la Europa de entonces, en vez de defenderla por amor hacia los sarracenos o los turcos. No es necesario odiar personalmente al enemigo en sentido político, es sólo en la esfera privada que tiene sentido amar al propio enemigo, es decir al propio adversario, (cit. Pág. 290. N° 86).

Pues bien, esta conexión revela el significado de la segunda estrofa del poema Polvere del Sahara “non immaginavi quante piaghe divenivano pustole, quanti fratelli amici e nemici sarebbero morti” (Pág. 34, 2, 11).

Entre cuento y poesía se erige Hominis pacis en el cual se narra la naturaleza humana a través las formas que la vida nos ha dado. El poema inicia con una visión simbólica de la cifra de lo sagrado y se despliega a través del “albero della vita” (Pág. 78) y el deseo de libertad. Sobre esta simbología se mueve el hombre a través de su historia. Y nos lo encontramos en su natura de lupis (fórmula de Hobbes que abre la era moderna) para convertirse en habilis y sapiens gracias a la razón que en época iluminista escande a través de la revolución el nuovus ordo secolorum (Arendt) y se vuelve religiosus y economicus para luego vestirse con los colores del politicus y en una época mucho más reciente a la nuestra de pacificus.

Hoy, ¿cómo es el hombre? Se ha vestido con los hábitos del semplicitur.


*Profesor De Filosofía Política en la Universidad de Roma “La Sapienza!

"Il pasto nell'ombra", ossia la categoria del sublime tra filosofia e poesia

LA CATEGORIA DEL SUBLIME TRA FILOSOFIA E POESIA

Enrico Graziani


Non è un caso che il libro di Vladimira Cavatore (Edizioni Il Filo, 2008) costituisca la prima raccolta di poesie, scritti e racconti in cui il senso della raffinatezza e del sublime apre le porte ad una riflessione dai contorni non definibili, in cui la poesia entra in continuo dialogo con la letteratura, la filosofia e la storia.
Nella Prefazione si legge che il libro è “una raccolta di poesie e racconti raffinati e sublimi” (p. 5).
Ebbene perché proprio l’uso di questi aggettivi raffinato - sublime per introdurre l’intera raccolta?
Che cosa si intende per raffinato, che cosa per sublime?
Da una prima lettura dei brani si evince una certa raffinatezza stilistica, strutturata su un uso ricercato delle parole che trovano una musicalità evidente, percepibile, visiva, fatta di suoni derivanti dall’uso incontaminato delle due lingue madri dell’Autrice: l’italiano e la lingua spagnola. Dall’incontro delle due lingue non si avverte se prevale l’una o l’altra, entrambe si intersecano e si incontrano in un gioco di parole come per esempio si evince nella poesia Cerros madre in cui “le acque dei rios si stirano cantando all’alba” (p. 117).
In quanto al sublime è evidente, in alcuni brani, il senso di elevatezza che traspare dalle parole. L’uso e quindi il significato che l’Autrice dà al termine sublime è quello derivante dalla parola greca ύψος (altezza) che indica una qualità dell’opera d’arte, in particolare letteraria capace di innalzare e di elevare l’animo e ha la sua origine nell’antichità classica (Trattato del sublime a lungo attribuito a Cassio Longino, oggi Pseudo Longino).
La categoria del sublime individuata dalla cultura romantica ha definito anche in poesia, come nell’esperienza estetica delle arti figurative alcuni caratteri: le dimensioni sterminate, l’oscurità, il profondo silenzio, l’orrido, il sentimento della paura, le forze naturali scatenate.
Tutte queste forme suscitano il sentimento del sublime che a differenza del bello, non emerge da una contemplazione distaccata e non è accompagnato da un piacere disinteressato.
Da Burke a Kant, Schiller questi temi vengono sviluppati e approfonditi. Sicuramente, in alcuni brani del libro di Vladimira Cavatore, come Cerros madre, Huracán prevale sicuramente la nozione kantiana del “sublime dinamico” scaturito dallo spettacolo delle forze travolgenti della natura (poesia p. 120, 1, 2, 3).
Attraverso la lettura dei brani e l’analisi del linguaggio impiegato dall’Autrice è possibile cogliere una continuità tematica, strutturata su alcuni motivi di fondo: la grande storia, il cumulo dei valori, il senso della conservazione – innovazione – distruzione, il senso della ereditarietà (ciò che si eredita dalle generazioni precedenti), ereditarietà dell’antica stirpe.
Tutti questi elementi concorrono a narrare la parabola della vita attraverso la tecnica (prettamente arendtiana) del narrare e comprendere.
Così nella poesia Viaggio (p. 30) in cui la trama della storia si coglie attraverso “il ritorno del gesto degli avi” e in cui il “demolire il sapere antico dei millenni” sebbene apra il verso “demolisco il tuo sapere antico di millenni” si pone in una posizione subordinata rispetto alla terza strofa in cui compare il ritorno “ritorna ridondante il gesto degli avi”.
L formula del racconto compare in Polvere del Sahara (p. 34) in cui affiorano le radici politologiche della formula amico – nemico, vincitori e vinti. Ciò rimanda a due versanti: uno di natura prettamente letteraria, l’altro di natura filosofico politica. Mi riferisco in particolare ad un brano dello Zibaldone leopardiano (lettera 16 settembre 1821). Il tema è quello dell’amore universale in cui “anche degli inimici che noi stimiamo legge naturale (ed è infatti la base della nostra morale, siccome della legge evangelica in quanto spetta a doveri dell’uomo verso l’uomo, che è quanto dire a doveri di questo mondo) non solo non era noto agli antichi, ma contrario alle loro opinioni, come pure di tutti i popoli non inciviliti, o mezzo inciviliti. […] Lo spirito della legge Giudaica non solo non conteneva l’amore, ma l’odio verso chiunque non era Giudeo. Il Gentile, cioè lo straniero era nemico di quella nazione; essa non aveva neppure né l’obbligo né il consiglio di tirar gli stranieri alla propria religione, di illuminarli. Il solo obbligo era di respingerli quando fossero assaliti, di attaccarli pur bene spesso, di non aver seco loro nessun commercio. Il precetto diliges proximum tuum sicut te ipsum, s’intendeva non già i tuoi simili, ma i tuoi connazionali. Tutti i doveri sociali degli Ebrei si restringevano nella loro nazione” (G. Leopardi, La strage delle illusioni, Adelphi, Milano, 1992, p. 147).
È chiaro che il commento di Leopardi si snoda partendo dal precetto di Luca (10, 27-28) presente anche in Matteo e messo a riscontro secondo l’interpretazione di Carl Schmitt. Il passo dice: “amate i vostri nemici” recita “diligite inimicos vestros”, in greco “αγαπατε τους εχθρους υμων”, e non “diligite hostes vestros”: non si parla qui del nemico politico.
Nella lotta tra cristianità e Islam, i cristiani non hanno mai pensato che si dovesse cedere l’Europa invece che difenderla per amore verso i Saraceni o i Turchi. Non è necessario odiare personalmente il nemico in senso politico, e solo nella sfera privata ha senso amare il proprio nemico, cioè il proprio avversario, (cit. p. 290, n. 86).
Ebbene questo addentellato chiarisce il significato della seconda strofa della poesia Polvere del Sahara “non immaginavi quante piaghe divenivano pustole, quanti fratelli amici e nemici sarebbero morti” (p. 34, 2, 11).
A metà tra racconto e poesia si pone Hominis pacis in cui la natura umana viene narrata attraverso le sue forme che la vita ci dà. Il brano inizia con una visione simbolica e la cifra del sacro si esplica attraverso “l’albero della vita” (p. 78) e il desiderio di libertà. Su questi simboli si muove l’uomo attraverso la sua storia. Per cui l’uomo nella sua natura è lupis (formula hobbesiana che apre l’era moderna) diviene habilis e sapiens grazie alla ragione che in epoca illuminista scandisce attraverso la rivoluzione la fondazione del novus ordo secolorum (Arendt) e diviene religiosus ed economicus per rivestire i panni del politicus e in epoche più vicino alla nostra anche pacificus. Ma oggi com’è l’uomo? Riveste i panni del semplicitur.

"Il pasto nell'ombra" o sea la poesía como compromiso político y social

INTRODUCCIÓN GENERAL SOBRE LA BELLEZA Y LA IMPORTANCIA DE LA POESÍA


- LA POESÍA COMO COMPROMISO POLÍTICO Y SOCIAL –


Antonio Castorina *


Il pasto nell’ombra (Alimento a oscuras) es una recolección de poesías apasionantes, una publicación creada con la selección meticulosa de varias inspiraciones a lo largo de un período de tiempo que ronda los veinte años: desde 1987 a hoy. Es una travesía existencial, un viaje en la memoria de la poetisa hecho de recuerdos y sensaciones vividas. Goethe escribía: “Quien desea entender el poema / debe ir a la tierra de la poesía, / quien desea entender al poeta / debe ir a la tierra del poeta”. La pregunta inevitable, entonces, al leer esta obra poética es: ¿cuál es la tierra de Vladimira Cavatore? ¿Las arenas del Sahara? ¿la nieve de Macedonia? ¿o los barrios marginados latinoamericanos?


Probablemente este es el secreto de su producción poética, porque tiene la capacidad extraordinaria (e indudablemente la necesidad) de apropiarse de la tierra, de todos los pueblos que ha visitado y, -¿por qué no?- de tierras aún por conocer. Siente esa necesidad (y la impregna en sus lectores) de entrar en las cosas y en las personas que conoce, para observar el mundo desde un punto de vista nuevo. De tal forma que todas las tierras se vuelven su tierra y las recorre como judío errante tratando de volverse parte de ellas. Una tierra que descubrir y que dejar, para regresar de nuevo donde una espiga inmóvil espera siempre el regreso de la mariquita, del ave migratoria...

[...]

No, sos una espiga
y yo una mariquita:
nos vemos
sólo en temporadas
cuando del mundo me escondo
en tus anteras
que se vuelven de un rojo anaranjado...
menos un agujerito
por donde me disperso...

[...]

(Espiga)

El sabor a nostalgia de lo que abandona, de lo que ha sido suyo e inevitablemente ha perdido. Nostalgia que se suma a otra nostalgia donde la necesidad de partir es más fuerte porque...

[...]

Nunca me arrastres A tu invisible ciudad
colma de ríos que corren
y criaturas que jamás ven la luz del sol...
¡Es triste cuando la luz de una lámpara
para alguien
asemeja a la de una estrella!

[...]

(Espiga)


Y de esta forma la polvere del Sahara, la “mia Macedonia de La neve macchiata, la América Latina de Dos Mundos, la Croacia de Miljet, se convierten en una tierra única e inmensa a lo largo del sendero del mismo viaje. “Il pasto nell’ombra” es el alimento que se ingiere tratando de aferrar los sabores de las diversas existencias, las vividas y las posibles. Porque en esta poesía se advierte la necesidad de comprensión, la necesidad de entrar en las almas para lograr entender, al fin, la propia; la necesidad de entender las exigencias de diversas humanidades para poder comprender la propia.

Es la necesidad de un regreso a la naturaleza, a lo esencial, al verde incontaminado...

[...]

... paz entre leyendas
ríos vírgenes riscosos
nutren tierras entrecavadas,
ácidos mandarinos sublimados...

sabores de tierras redescubiertas
y vestigios de afanes
miles de campesinos
que cortan café...

[...]

(Imaginario)



Es el portento de las cosas sencillas, de existencias legendarias de hombres naturales. El viaje al descubrimiento del saber persiste a través de otros elemento natural, tal vez más legendario aún:

[...]

Poseidone, padre di questo
mare, assorbimi, che io pensi siamo
veramente parte del tuo regno...
La sabbia è la tua regina
i pesci i tuoi figli, le pietre
le tue gioie.

Dov’è il tempo di Atlantide
che più non trovo?
Forse l’isola ritorna ad illudere
questa terra, o scomparirà
nuovamente nei tuoi abissi?

Fai ascendere montagne, crateri,
magneti e tutto ciò che è scomparso
perché possa dargli un nome
e sapere dove siano nascosti!
Così per il colosso di Rodi,
per le antiche vestigia,
per galeoni e navi da guerra...

che così stanco possa addentrarsi
e placare la sete di conoscenza.
Bramarono all’incontro con Icaro, Ulisse
e tutti i viaggiatori, che hanno sorvolato
e solcato i tuoi oceani, e la loro vista
ha dato noi la sapienza.

Ma tutto tace nelle tue profondità
e lascia vivere in pace chi ancora erra.
Il silenzio e la natura, fino a riprodurre
da se stessa la propria luce...
... a ricrearne la prima nascita.


[...]

(Vrakati)


La mar... con su vigor simbólico se vuelve un entorno de libertad y saber en su aspecto de profundidad, su lado sumergido vuelve a ser idea de revelación, de aventura en su dimensión de superficie e incluso asume una dimensión materna, de regazo materno desde el cual volver a nacer empapados de sabiduría nueva.

La necesidad de acometer las cosas, de apoderarse de realidades diferentes se aprecia una vez más en Aria: poema con un fuerte sabor de las Odas Elementares (de Pablo Neruda). Sin tropezar con la apología del elemento el elogio es, más bien, la capacidad de ser y estar en todas las cosas, de escrutar todos los rincones de la existencia, su capacidad de obsequiarse de la realidad con la cual se entra en contacto.

[...]

Svestita in un nudo tango,
alterna fervori e passioni
di passi ritmati erosi,
supplente in erba.

Spira da lascive e
ancestrali trame
nel ventre futuribile di
ridotta presenza.

[...]

(Aria)

Se aprecia, además, la férrea necesidad de Vladimira de asimilar y poseer todo lo que la rodea. Aria es esa sed de saber que todo lo envuelve y que se deja contaminar de todo, un avanzar más en su viaje en búsqueda del conocimiento.

Viaje de exploración que en la naturaleza, en la observación enamorada y libre de cada prejuicio de la naturaleza, funde sus razones y su fuerza. Sento, este bellísimo poema, lo explica a la perfección.

[...]

... le parole che viaggiano,
i profili dei continenti che sfuggono,
lo sciogliersi dei ghiacciai
che ricoprono civiltà post-moderne;
il fruscio amareggiato
dei popoli gridanti.
Immersa nelle acque
la nostra causa, opera di belle gesta
e buoni principi, profonda nel divenire
e sorella di altre.
Prigionieri in posizioni equidistanti
ed afflitti nel navigare in oceani
incommensurabili... sento
il suono lontano che tuona più forte,
svestendo le piogge,
allontanare la miseria...
... il canto delle urracas
avvicinarsi ed il gemito
di animali indifesi...
aprirsi le porte
e sconfiggere i mali.

[...]

(Sento)


Es la naturaleza que impone con fuerza sus reglas a una civilización que siempre posterga su otra mitad y también buena parte de sí misma. Una civilización que ha perdido el contacto con la naturaleza y, por lo tanto, con su esencia y se suicida en la búsqueda inútil de bienes y en la satisfacción de necesidades irreales, obsesionada por la conquista de la nada. Es la demanda de un lazo nuevo entre los pueblos y de un nuevo regresar a la naturaleza.

Hay mucho amor en esta colección de poesías. Amor que irradia en sus formas diversas: amor por el saber, por la tierra, por la naturaleza. Hay amor con la “A” mayúscula: sensual e intemperante en Fusione, donde se percibe toda la potencia del hombre natural en el crear y procrear. Y el amor por una chiquilla, la ahijadita de Vladimira, como se lee en el epígrafe de Francis: un homenaje afable, dedicado al presente de esta niña inmensa en lo inmenso. Es la capacidad del alma gentil de dejar que viva, a través de sus ojos, una belleza mitológica... es la mirada virgen que enseña a mirar las cosas con estupor renovado. Es una especie de madeleine (de Proust) que -en vez de evocar a través una sensación, un pasado, ese paraíso perdido de entusiasmo- pide que en ella se anide el amor renovado de las grandes emociones del redescubrimiento.

[...]

Tierna de edad y belleza,
pequeña princesa
de un reino presente,

frágil sonrisa
de perla y cisne
de ajeno hemisferio,

danzarina
de esporas fluctuosas
en busca de azalea imperial:

corre y grita
vibrante en candoroso juego
empapado de esperanzas.

En tierras de sabios antiguos
de Mayas Galácticos
de sabiduría,

agraciada y fragante
ola del mar,
Atlántico y Pacífico...

¡salve a ti!

(Francis)


*Antonio Castorina: profesor de idioma español de la universidad de Roma III Torvergata.


"Il pasto nell'ombra", ovvero la poesia come impegno politico e sociale

INTRODUZIONE GENERALE SULLA BELLEZZA E L’IMPORTANZA DELLA POESIA.


POESIA COME IMPEGNO POLITICO E SOCIALE


Antonio Castorina *


Il Pasto nell’ombra è una raccolta di poesie appassionata, un volume costruito attraverso la misurata selezione di diverse ispirazioni che nascono in un lasso temporale di oltre venti anni: dal 1987 ad oggi. È un percorso esistenziale, un viaggio nella memoria dell’autrice fatto di ricordi e di sensazioni vissute. Goethe diceva: “Chi desidera capire il poema / deve recarsi nella terra della poesia, / chi desidera capire il poeta / deve andare nella terra del poeta”. Ma la domanda inevitabile al leggere questa raccolta di poesie è: “qual è la terra di Vladimira Cavatore? Le sabbie del Sahara, o le nevi della Macedonia o le baraccopoli latinoamericane? Questo è probabilmente il segreto di questa raccolta; perché l’autrice ha la straordinaria capacità, ed evidentemente la necessità, di appropriarsi della terra, di ogni terra che ha conosciuto e, perché no, di terre ancora da conoscere. Sente la necessità, e la fa vivere ai suoi lettori, di entrare nelle cose e nelle persone che incontra, per gettare lo sguardo sul mondo da un nuovo punto di vista. E così ogni terra diventa la sua terra, che percorre come un pellegrino randagio cercando di diventarne parte. Una terra da scoprire e lasciare, per poi ancora tornare; e c’è una spiga che immobile aspetta i ritorni della coccinella, dell’uccello migratore.


[…]

No, sei una spiga
ed io una coccinella,
ci vediamo solo
in una stagione ove
mi nascondo dentro
i tuoi listelli a tutto il mondo
interno che diventa rosso-arancione
tranne un buco per scappare.
Sì, scappo sempre, e da te…

[...]

(Spiga)


E c’è la nostalgia di ciò che si lascia, di quanto posseduto e fatalmente perduto. Nostalgia che va ad aggiungersi ad altra nostalgia, ma la necessità di andare è più forte, perché...


[…]

Non portarmi mai nella città invisibile...
23
dove scorrono fiumi di tutto,
dove vivono creature
che non vedono il sole...
è brutto quando la luce
di una lampada sembra
per qualcuno
la luce di una stella!

[…]

(Spiga)


Ed è così che La polvere del Sahara, la “mia Macedonia” di La neve macchiata, l’America Latina di Dos Mundos, la Croazia di Miljet si convertono in una unica stessa terra, nel cammino dello stesso viaggio. Il “pasto nell’ombra” è quello da consumare cercando di cogliere i sapori delle diverse esistenze, quelle vissute e quelle possibili. Perché in questa poesia si avverte la necessità di conoscenza, la necessità di entrare nelle anime per riuscire finalmente a capire la propria, la necessità di capire le esigenze di umanità diverse per potere comprendere le proprie.


È la necessità di un ritorno alla natura, all’essenziale, al verde incontaminato...


[…]

pace tra le leggende
vergini rii scoscesi,
nutrono terre divelte
mandarini acidi sublimati...
sapori di terre riscoperte
e vestigia di affanni
miriadi di campesinos
in raccolta del caffè...

[…]

(Immaginario)

È la meraviglia delle cose semplici, di esistenze leggendarie di uomini naturali. Il viaggio di conoscenza continua attraverso un altro elemento naturale, forse ancor più leggendario: il mare di Vrakati

Poseidone, padre di questo
mare, assorbimi, che io pensi siamo
veramente parte del tuo regno...
La sabbia è la tua regina
i pesci i tuoi figli, le pietre
le tue gioie.

Dov’è il tempo di Atlantide
che più non trovo?
Forse l’isola ritorna ad illudere
questa terra, o scomparirà
nuovamente nei tuoi abissi?

Fai ascendere montagne, crateri,
magneti e tutto ciò che è scomparso
perché possa dargli un nome
e sapere dove siano nascosti!
Così per il colosso di Rodi,
per le antiche vestigia,
per galeoni e navi da guerra...
che così stanco possa addentrarsi
e placare la sete di conoscenza.

Bramarono all’incontro con Icaro, Ulisse
e tutti i viaggiatori, che hanno sorvolato
e solcato i tuoi oceani, e la loro vista
ha dato noi la sapienza.

Ma tutto tace nelle tue profondità
e lascia vivere in pace chi ancora erra.
Il silenzio e la natura, fino a riprodurre
da se stessa la propria luce...
... a ricrearne la prima nascita.

(Vrakati)


Il mare con la sua potenza simbolica diventa luogo di libertà e conoscenza nel suo aspetto di profondità, il suo lato sommerso; diventa idea di scoperta, di avventura nella sua dimensione di superficie, e addirittura assume una dimensione materna, di grembo materno da cui rinascere carichi di nuova saggezza.

La necessità di pervadere le cose, di appropriarsi delle realtà si trova ancora in Aria, una poesia con un forte sapore di Odas elementales di Neruda. Ma qui non vi è l’apologia dell’elemento, bensì l’elogio alla sua capacità di essere in tutte le cose, di scrutare ogni angolo dell’esistente, la sua capacità di viziarsi della realtà con cui entra in contatto.

[…]

Svestita in un nudo tango,
alterna fervori e passioni
di passi ritmati erosi,
supplente in erba.

Spira da lascive e
ancestrali trame
nel ventre futuribile di
ridotta presenza.

[…]

(Aria)

Ancora si percepisce forte la necessità di Vladimira di penetrare e possedere tutto ciò che la circonda. Aria è la sete di conoscenza che tutto pervade e da tutto si lascia contaminare, un altro passo nel suo viaggio di conoscenza.

Un viaggio di ricerca che nella natura, nell’osservazione innamorata e libera da ogni pregiudizio della natura, fonda le sue ragioni e la sua forza. Sento, questa bellissima poesia spiega tutto ciò:

... le parole che viaggiano,
i profili dei continenti che sfuggono,
lo sciogliersi dei ghiacciai
che ricoprono civiltà post-moderne;
il fruscio amareggiato
dei popoli gridanti.

Immersa nelle acque
la nostra causa, opera di belle gesta
e buoni principi, profonda nel divenire
e sorella di altre.

Prigionieri in posizioni equidistanti
ed afflitti nel navigare in oceani
incommensurabili... sento
il suono lontano che tuona più forte,
svestendo le piogge,
allontanare la miseria...

... il canto delle urracas
avvicinarsi ed il gemito
di animali indifesi...
aprirsi le porte
e sconfiggere i mali.

(Sento)


È la natura che con forza impone le sue regole ad una civiltà che sempre dimentica l’altra metà, ma anche buona parte di se stessa. Una civiltà che ha perduto il contatto con la natura, e pertanto con la sua essenza, e si suicida in vane ricerche di beni e soddisfazione di necessità inesistenti, ossessionata dalla conquista del nulla. È la richiesta di un rinnovato legame tra i popoli e di un nuovo avvicinamento alla natura.

C’è molto amore in questa raccolta. Amore che si libera nelle sue diverse forme: amore per la conoscenza, per la terra, per la natura. C’è l’amore quello con la ‘a’ maiuscola: sensuale e lascivo di Fusione in cui si percepisce tutta la potenza dell’uomo naturale di creare e procreare; e c’e l’amore per una fanciulla, la figlioccia di Vladimira, come si legge nell’epigrafe di Francis. Una poesia delicata, dedicata al presente di questa bimba immensa nell’immenso. È la capacità dell’anima gentile di far rivivere attraverso i suoi occhi una bellezza mitologica. Lo sguardo vergine che insegna a guardare le cose con rinnovato stupore. È una sorta di madeleine proustiana che invece di evocare attraverso una sensazione un passato, quel paradiso perduto di entusiasmo, chiede di entrare in lei e rivivere con rinnovato amore le grandi emozioni della scoperta.

Verde in età e bellezza,
piccola principessa
di un regno presente.

Fragile perla
di sorrisi e cigno
di un altro emisfero.

Ballerina di fluttuanti
spore in cerca
di fiori d’arancio imperiale.

Corre e grida in sussulto
di un gioco prezioso,
carico di speranza.

Nella terra di avi
Maya galattici
di tanta saggezza.

Grazia di altura e
rinfrescante onda degli oceani
Atlantico e Pacifico...

... ti rendo omaggio.

(Francis)