giovedì 6 marzo 2008

"Il pasto nell'ombra", es decir, la categoría de lo sublime entre la filosofía y la poesía

LA CATEGORÍA DE LO SUBLIME ENTRE LA FILOSOFÍA Y LA POESÍA


Enrico Graziani*

No es casual que el libro de Vladimira Cavatore (Il pasto nell’ombra, Ediciones Il Filo, 2008) forme la primera miscelánea de poesías, escritos y cuentos en los que el sentido de la elegancia/delicadeza y de lo sublime abre las puertas a una reflexión de dimensiones poco definibles en las cuales la poesía entra en un dialogo continuo con la literatura, la filosofía y la historia.

En el prefacio se lee que el libro es una “colección de poesías, y cuentos refinados y sublimes” (Pág. 5). Es decir, ¿por qué el uso de los calificativos refinado-sublime para introducir la obra en su conjunto? ¿A qué se alude con refinado? ¿Qué se entiende por sublime?

Tras una lectura preliminar se logra saborear una marcada elegancia de estilo, estructurada en un uso florido de las palabras que se congenian en una musicalidad evidente, perceptible, visiva, hecha de sonidos derivados del uso incontaminado de las dos lenguas maternas de la poetisa: español e italiano. En la conjugación de ambos idiomas no se nota cual idioma prevalece: ambos se intersecan y se amalgaman en un juego de palabras como se aprecia, por ejemplo, en el poema Cerros madre en el cual “el agua de los ríos despereza cantando al alba...” (Pág. 116).

En cuanto a lo sublime es evidente, en algunas estrofas, el sentido de excelsitud que transmiten las palabras. El uso y, por ende, el significado que la poetisa asigna al término sublime es el que deriva de la palabra griega ύψος (altura) que indica la calidad de la obra de arte, en particular literaria, capaz de enarbolar, de elevar el alma y cuyo origen remonta a la antigüedad clásica (El tratado de lo sublime, atribuido a Casio Longino, hoy pseudo Longino).

La condición de lo sublime, clasificada por la cultura romántica, ha definido también la poesía como la experiencia estética de las artes figurativas de algunos caracteres: las dimensiones infinitas, la oscuridad, el silencio profundo, lo hórrido, el sentimiento del miedo, las fuerzas naturales desencadenadas. Todas estas formas suscitan el sentimiento de lo sublime que, contrariamente a lo bello, no prorrumpe de una contemplación ensimismada y no se ve acompañado de una delectación desinteresada.

Desde Burke a Kant, Schiller se ha desarrollado y profundizado estos temas. Seguramente en algunos versos del libro de Vladimira Cavatore, como Cerros madre, Huracán, prevalece la noción kantiana de lo “sublime dinámico” que brota del espectáculo de las fuerzas arrolladoras de la naturaleza (Poemas, Pág. 120, 1, 2, 3).

Saboreando los versos y analizando el lenguaje utilizado por la poetisa es posible individuar una continuidad temática, estructurada sobre algunos matices de fondo: la gran historia, el cúmulo de valores, el sentido de la conservación–innovación-destrucción, el sentido de la hereditariedad (lo que se recibe en herencia de las generaciones precedentes), legado de la antigua estirpe. Todos estos elementos concurren en una narración de la parábola de la vida a través de la técnica (perfectamente arendtiana) de la narración y de la comprensión.

De esta forma, en el poema El viaje (Pág. 28) en el cual se aferra la trama de la historia a través del “regresar prepotente gesto de antepasados” y en el cual “desbaratar tu saber arcano, milenario”. Por un lado abre el verso “desbarato tu saber arcano, milenarioi” ubicándose en una posición subordinada con respecto a la tercera estrofa en la cual escribe que “regresa prepotente gesto de antepasados”.

La fórmula del cuento se aprecia en Polvere del Sahara (Pág. 34) donde germinan las raíces politológicas de la formula amigo/enemigo, vencedores/vencidos. De aquí surgen dos vertientes: una de carácter estrictamente literario, la otra de perfil filosófico-político. Me refiero, en particular, a un paso del Zibaldone de Leopardi (lettera 16, septiembre de 1821). El tema es el amor universal en el que “incluso los enemigos que consideramos ley natural (efectivamente la base de nuestra moral, y de la misma ley evangélica ya que se trata de deberes del hombre por el hombre, es decir, deberes de este mundo) que no era nota solamente a los antiguos sino también contrario a sus opiniones, como a las de todos los pueblos no incivilizados, o medio incivilizados. [...] El espíritu de la ley judía contenía no sólo el amor, sino también el odio hacia cualquiera que no fuera judío. El gentil, es decir el extranjero, era enemigo de esa nación que no tenía ni la obligación ni el consejo de captar a los extranjeros a su propia religión, de iluminarlos... la única obligación era rechazarlos; y de ser agredidos, atacarlos evidentemente no estableciendo con ellos ningún tipo de comercio. El precepto diliges proximum tuum sicut te ipsum significaba no tus semejantes, sino tus connacionales. Todos los deberes sociales de los Hebreos se circunscribían al interno de su propia nación” (G. Leopardi, La strage delle illusioni, Adelphi, Milano, 1992, pag. 147),

El comentario de Leopardi, desde luego, se articula partiendo del precepto de Lucas (10, 27-28) presente también en Mateo y analizado desde el punto de vista de Carl Schmitt. El versículo dice: “amad a vuestros enemigos” - recita “diligite inimicos vestros”, en griego “αγαπατε τους εχθρους υμων”, y ya no “diligite hostes vestros”: por supuesto que no se hace referencia al enemigo político.

En la lucha entre cristiandad e Islam, los cristianos jamás pensaron que se tenia que ceder la Europa de entonces, en vez de defenderla por amor hacia los sarracenos o los turcos. No es necesario odiar personalmente al enemigo en sentido político, es sólo en la esfera privada que tiene sentido amar al propio enemigo, es decir al propio adversario, (cit. Pág. 290. N° 86).

Pues bien, esta conexión revela el significado de la segunda estrofa del poema Polvere del Sahara “non immaginavi quante piaghe divenivano pustole, quanti fratelli amici e nemici sarebbero morti” (Pág. 34, 2, 11).

Entre cuento y poesía se erige Hominis pacis en el cual se narra la naturaleza humana a través las formas que la vida nos ha dado. El poema inicia con una visión simbólica de la cifra de lo sagrado y se despliega a través del “albero della vita” (Pág. 78) y el deseo de libertad. Sobre esta simbología se mueve el hombre a través de su historia. Y nos lo encontramos en su natura de lupis (fórmula de Hobbes que abre la era moderna) para convertirse en habilis y sapiens gracias a la razón que en época iluminista escande a través de la revolución el nuovus ordo secolorum (Arendt) y se vuelve religiosus y economicus para luego vestirse con los colores del politicus y en una época mucho más reciente a la nuestra de pacificus.

Hoy, ¿cómo es el hombre? Se ha vestido con los hábitos del semplicitur.


*Profesor De Filosofía Política en la Universidad de Roma “La Sapienza!

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